Acuerdos
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
De la última encuesta de la CEP destaca el enorme porcentaje de chilenos que quieren acuerdos. Si bien la mirada de las cifras es en general desoladora – alta desconfianza de los políticos, de las instituciones, mirada pesimista del futuro – llama la atención la expectativa de que, con acuerdos, se sale adelante. Pero en esto también hay una sombra de desconfianza entre los chilenos: la creencia, en el fondo, de que la actual clase política no lo logrará o, peor, no quiere lograrlo. Lamentablemente abundan las señales de que una parte no menor del Congreso simplemente no quiere acuerdos, no le convienen o simplemente apostaron por empatar el tiempo y "emborrachar la perdiz" hasta que todo caiga como castillo de naipes. Quizá no sea así, pero no dan señales fehacientes de que quieren salir de la crisis social en que estamos entrampados y poner algo de racionalidad a un ambiente tóxico y kafkiano como el que se vive casi todos los días en distintas partes del país.
Nos encontramos con un electorado más consciente y esa actitud tendrá un costo. Espero que la mayoría sepa sancionar a los políticos que "no han dado el ancho" en esta crisis y solo han buscado réditos personales. Los que se llenan la boca asegurando leer "la voz del pueblo" se pueden encontrar con una gran sorpresa en las próximas elecciones.
Para los acuerdos se requiere nobleza de alma, generosidad, pensar en el bien del país, de los más vulnerables y pobres; en el futuro y no en ganancias de corto aliento. El peligro de decisiones populistas, simplonas, pueden ser "pan para hoy, pero hambre para mañana".
Y los acuerdos requieren respeto. Es triste y preocupante el nivel de odiosidad de muchos discursos, funas, agresiones verbales, videos que circulan por las redes. Estamos en democracia. Y los primeros en mostrar con hechos esa convicción son los parlamentarios. Hay caminos regulares para presentar quejas y demandas. El uso de las interpelaciones en el Congreso, si bien me parece que se ha abusado, al menos es ejemplo de que, presentando argumentos, se debate. No es la violencia matonesca – de unos pocos, como se ve diariamente - la que debe vencer. Para construir país es necesario comprender que el otro no es enemigo, sino conciudadano, sujeto con iguales derechos y deberes que yo.
Apostemos por entender la vida desde otros ángulos, desde la validez de la opinión ajena. Crezcamos en tolerancia. "El respeto es como el dinero. Puedes pedirlo, pero es mejor ganárselo". Y la regla de oro en esto: "Trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti".